"Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: la razón y derecho en la lucha."
Miguel de Unamuno

domingo, 16 de diciembre de 2007

la natilla también se come con tenedor

Para todos aquellos heterodoxos de la cubertería o para los que se olvidan de meter en su bolsita de la comida para el trabajo esa cucharilla de postre (para la bolsa de la excursión supongo que también es válido) que sepan que comer las natillas con tenedor es posible. Si es que más sabe un hambriento que 100 letrados.
Eso sí, antes de empezar con el postre hay que lengüetear el tenedor a conciencia porque se puede correr el riesgo de dejar particulas del sabor amargo o salado de la comida anterior y puede resultar una combinación fatal. A menos claro que te guste la explosión de sabores en tu boca, como le sucede a mi sobrina de 4 añitos: después de más de 2 horas alargando la comida y exprimida la paciencia de sus papás, le enchufan una cucharada de petit suisse cuando aún tiene la bola de pollo en la boca...
Pobre Araceli, esa bola de pollo que lleva meneándose de la mandíbula izquierda a la derecha, de la derecha a la izquierda y así hasta el infinito, es intragable. Lo sé por experiencia, porque damos y caballeras, aunque no lo crean yo fui mala para comer.
Cuesta creer una afirmación tan tajante de alguien que no le hace reparos a nada, ni siquiera a los productos caducados ni a la fruta un poco... como decirlo... florida... amb floritures, vaja!
Quizás después de leer esto, se pueda pensar que Moncho es un asqueroso cubo de basura. Sinceramente, no lo creo. Tengo dos sólidos argumentos a mi favor que explican los dos ejemplos de no tenerle reparos a nada.
El primero es ¿quién pone la fecha de caducidad a los productos? ¿Cómo calculan cuando un alimento deja de ser comestible para pasar a ser poco apetitoso, por no decir bazofia? Hace unos días, en el programa "Especialistas secundarios" escuché al pavo que pone las fechas de caducidad y en confidencia con sus oyentes nos confesó que lo hace a ojo y porque él quiere, asi que...
(por cierto, ¡¡que geniales son los especialistas!!)
Y en mi segundo alegato, a favor del cubo de basura Moncho, quiero decir que el día que me comí la piña florecida, estaba recién levantada, con la mirada puesta en el más allá mientras pinchaba los trozos de fruta y que cuando me di cuenta de lo que eran esas cosas blancas encima de la piña, dejé de comer. Hice un ejercicio de autocontrol para que mi subconsciente no provocara que me sentara mal y ¡ala pa'l trabajo que llego tarde!
Si alguien tiene el valor de recordarme el incidente de la mosca en el caféeee (eeeeh patirke!) que recuerde que fue un terrible accidente que me dejó marcada sin poder tomar una sola taza de leche con café en muchos días.

2 comentarios:

Markus dijo...

A buen hambre no hay pan duro!

FELICES FIESTAS Y PROSPERO AÑO NUEVO!

Anónimo dijo...

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