Tener que estudiar filología pa esto...

Quién me iba a decir aquella luminosa y radiante tarde en la que me desperté (siesta) con la firme convicción de que me matricularía a filología hispánica, que unos años más tarde averiguaría porqué mis papas hablan así de raro.
Damos y caballeras, si tienen el oído fino y han escuchado hablar a algún chileno (a mí no me miren que no cuento (poh!)) se habrán percatado de que hablan raro raro raro. Pues bien, ese fenómeno tan característico del hablar chileno que se da sobre todo en los grupos con dental [dr] y [tr] y que degenera en, digo evoluciona a extremos como [otcho] o [tches] (en lugar de "otro" y "tres") recibe el nombre de asibilación.
Ahora un chileno con dos dedos de frente exclamaría "Puuuucha! Qué wevada tai disiendo, poh!". Y yo, muy correcta y muy serena, le contestaría "Ese pérdida de vibración en contacto con la dental facilita la ya comentada asibilación... weón!"

Sí, damos y caballeras, sé que son unos linces y que lo han averiguado: este divagar extraño, este bla bla bla sin sentido, este HASTÍO literario indican irremediablemente... que estoy de exámenes.
En fin, pasan horas y horas y esto es todo lo que he aprendido de los apuntes de Español en América (no, no me refiero al hombre que encontró América y de paso conquistó, contagió, evangelizó, violó, asesinó, robó, expolió y dominó). Sino a la lengua que este individuo regaló a los que se encontró por allá y que ellos muy bien supieron cultivar; y es que ya se sabe "la letra con sangre entra".

Resulta que en vez de hacer el trabajo que he de entregar la semana que viene o estudiar para los exámenes de finales de enero, me frikeo delante del ordenador. Pero no se preocupen que hoy no escucho nada raro. Mi médica me ha recomendado dejar de escuchar a las pussycat dolls, que luego me inflan la cabeza de cosas raras: que si me quiero hacer famosa, que si me quiero poner tetas y quiero ligar con tíos to güenos, quita, quita!!

Ahora escucho Groove Armada.