A menudo pienso en ella

Creo que cada día se me pasa ella y su recuerdo por mi cabeza aunque solo sea unos segundos...
Y pienso mucho en L., su hijita, en cómo se sentirá y en cómo la echará de menos a ella, a su voz, a sus tetitas...
También pienso en los adultos que han vivido su muerte: su marido, los abuelos y amigos y compañeros. Pero como adultos que son, entienden que el mundo está plagado de desgracias y que les ha tocado a ellos vivir una.
Pero L. de un día al otro la perdió; ya no la volvió a ver ni la volverá a ver nunca más y me ahoga pensar en ella y en sus lloros reclamándola sin consuelo. Seguro que todo el amor que le darán su padre y abuelos y tíos y otros familiares le ayudarán a vivir su duelo sin saber lo que es un duelo. Quiero pensar que M. ha muerto sabiendo que su hija crecerá sana y feliz con la ayuda de los que la aman.
M.: creo que siempre me acordaré de ti cuando Minerva tenga hipo. Eres la que dijo que cuando L. tenía hipo le dabas teta. En ese momento, reímos porque la comadrona soltó que nosotras aprovechábamos cualquier ocasión para dar teta a nuestros hijos.
Te recuerdo bailando con tu bebé en brazos, las dos relajadas y con los ojitos cerrados. Yo os miraba embelesada porque intenté bailar pero a mi terremoto no le apeteció así que tuve que ingeniármelas para entretenerla con esos meneos que ya desde recién nacida le gustaban tanto y que siempre me han dejado agotadita jeje. Y vosotras disfrutando de ese momento tan dulce... me gustó miraros.
La vida es muy injusta, estas cosas pasan cada día y en todos lados. Esa bebita huérfana de madre es una de las millones de huérfanos que quedan en el mundo.