"Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: la razón y derecho en la lucha."
Miguel de Unamuno

martes, 30 de julio de 2013

La chacha, ese oscuro objeto del deseo

Ese sí que es el verdadero objeto del deseo...
¿No sería genial que la limpieza dura, la que te agota antes de empezarla, la que te hace sudar y respirar olores raros, la hicieran otros por ti?
Cada cierto tiempo me baja la obsesión (gracias también a ti, Mir) de querer tener un/a chach@ que haga la faena sucia en mi casa. Hay días que el simple hecho de lavar los platos de la cena y del desayuno me deprime. Pero si no hago más que lavar platos y más platos y siempre está el fregadero con cosas que lavar!!! Es un puto bucle del que no salimos!
En verano las comidas y cenas son más ligeras y frescas, es decir, cocinamos menos, ES DECIR: ensuciamos menos. Pero en invierno la cosa cambia, encima este invierno que hemos pasado tanto frío procurábamos cocinar bastante en el horno porque cuando lo encendíamos, la cocina se convertía en la estancia más calentita de la casa. En cuanto llegaba Pedro del curro, se acercaba contento a la cocina y juntos nos dedicábamos a la "danza del bienestar templadito" invocando a los dioses para que ese calor se extendiera al resto de la casa y que la comida recién salida del horno no se enfriara nunca. (La "danza del bienestar templadito" no es ningún rollo sexual, eeh? simplemente bailábamos en la cocina en circulo saltando y coreando cuales indios rezan por la lluvia, mientras la puerta del horno entreabierta dejaba escapar el calorcito y el olorcito de la cena).
Toda la magia del cosmos desaparecía cuando acababa la cena: la casa volvía a ser un témpano de hielo y todas las bandejas, moldes, cacharros, minipimers (adoro este invento) y ollas quedaban pendientes por lavar :((( y encima como todo se había enfriado y el agua salía frrrrrría costaba más de desengrasar :((((
Últimamente mucha gente me habla del lavavajillas, dicen que desde que lo conocen ya no pueden vivir sin él. Pero creo que para dos no vale la pena el gasto energético.
Una cosa que me encanta hacer es poner la lavadora (uno de los mejores inventos de la historia) lo que no me mola tanto es colgarla y lo que me da más pereza todavía es descolgarla, y ya me mata ordenarla y meterla en armarios y cajones.
De todas maneras, sé que estas cosas no las haría el/la chach@. Mi oscuro y verdadero objeto del deseo limpiaría suelos, ventanas y paredes de cocina, quitaría el polvo de los muebles y dejaría el baño como los chorros del oro.
Planchar es un problema que no me preocupa mucho. Quiero pensar que todas las prendas que llevo no se arrugan fácilmente, además cuando las descuelgo del tendero a veces han pasado tantos días en el tendero que están como tiesas y de ahí a la percha parece que le haya puesto almidón. Una cosa que funciona muy bien es llevarlas puestas un buen rato antes de salir, así desaparecen arrugas chungas y se cogen las arrugas que son de "llevarlas puestas". Y por último: la arruga es bella. Ahora bien, el truco definitivo es ir con algo más arrugado que el sobado de un elefante a casa de tus padres, mágicamente en 15 minutos todas las arrugas han desaparecido con su super plancha y su super paciencia :)))

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que faena sucia ni que ocho cuartos! chacho (no chacha, chacho) a tiempo completo y que se encargue de todo! De uniforme de trabajo, tejanos paquetecuen y six pack al aire y ala! a tenerte la casa como los chorros del oro.
Aunque es posible que eso contribuyera a que se te instalara en casa alguna amiga gorrona (ejem). Pero con decirle que te ayude a pagar la calefacción todos contentos

Fdo. Amiga gorrona

DaeConE dijo...

Yo es que no soy sexista tía, mientras otros trabajen por y para mí, me da igual su sexo, su religión o preferencias gastronómicas :P