Hoy me he enterado de la muerte (y de paso, la existencia) de un corresponsal de guerra estadounidense de origen libanés llamado Anthony Shadid.
Si no hubiera ido cargada como una burra no me hubiera sentado en el metro y si no me hubiera olvidado el libro en el curro, no hubiera ojeado el diario de una pasajera. Y me hubiera quedado sin conocer a este hombre.
¿Por qué conocemos a tantos personajillos mediocres y nos quedamos sin conocer a estar personas?
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/02/17/actualidad/1329450160_765511.html
lunes, 20 de febrero de 2012
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