Estábamos dispuestos a quemar la mecha, nos sentíamos capaces de cualquier cosa y por ello nos propusimos coger un taxi por dos dinares. Para que luego digan que los de nuestra generación ya no saben luchar por lo que quieren.
Omar nos comentó que Gardners era una vía comercial donde se podía tomar algo y hacer compras, así q nos dirigimos allí y por dos dinares cada taxi nos dejaron en Gardners.
Pero el problema es que caminar por Gardners es como caminar por la Avenida Meridiana de los años 80 (o sea, fea) y que los comercios son chinos. Así que como no nos gustó, decidimos coger otro par de taxis y dirigirnos donde habíamos estado la noche anterior.
No nos costó nada encontrar dos taxis, mejor dicho, que nos encontraran los dos taxis. Te empiezan a tocar el claxon y se paran donde estés. Empezamos a negociar con ellos el precio del trayecto; nos dimos cuenta en seguida que eran dos huesos duros de roer, no iban a concerdernos tan fácilmente llevarnos al centro por dos dinares.
Así que aplicaron una táctica letal para el turista despistao que intenta dárselas de listillo: nos empezaron a pasar su móvil a cada uno de nosotros y querían que hablaramos con alguien. Ese alguien nos hablaba en árabe, inglés, español y hasta aseguraría que en danés! Al final todos llegábamos a la misma conclusión "ok! two dinars? ok! two dinars!" Le decíamos al taxista "two dinars" asentía, pero a los dos segundo volvía a pasarnos el teléfono para que otro de nosotros hablara con la misma persona. A todo esto, llegaron tres taxis más. Es decir: para 6 turistas, 5 taxis, no está mal.
Dos de ellos eran bastante jóvenos y con ganas de fiesta, empezaron a hacerse fotos y una mañica del grupo muy cachonda les enseñó a bailar jota, pues ellos se bajaron del taxi y empezaron a bailar jota, y tan contentos.
Después de tanto móvil de oreja en oreja, los taxistas se negaron a llevarnos en taxi por dos dinares. Así que aplicamos la táctica del listillo: nos fuimos ofendidos pensando que vendrían detrás de nosotros para decirnos "ok, two dinars". Pero no.
Así que seguimos caminando y caminando arriba y abajo, cruzando aceras y descruzándolas por la misma Gardners hasta que escuchamos más claxons y dos taxis se pararon en seco. Eran los taxistas cachondos que sí que estaban de acuerdo en llevaron por dos dinares.
Otra pareja y nosotros nos montamos en el taxi del más "animado"... Con la música a tope, adelantaba por centímetros a camiones, giraba la cabeza para hablar con nosotros y hasta "como una gran gracia" se tapaba los ojos con la mano y de vez en cuando soltaba las dos manos del volante sin dejar de pisar el acelerador...
Después de perder de vista el otro taxi y de no tener ni idea de adonde nos llevaba, nos dimos cuenta que intentaba hacernos un tour por todo Amman. Creo que estuvimos mucho rato en ese taxi pero finalmente conseguimos bajarnos y llegamos a pie a las calles que habíamos conocido el día anterior.
Allí, recuperamos el aliento y nos dirigimos a una cafetería, no sin antes encontrarme con un par de mis odiadas archienemigas preparadas para atacarme.
En la cafetería nos pedimos otra shisha donde fumamos, yo me trapiqué, me fotografiaron poniéndome de todos los colores y se rieron bastante.
A la hora de volver, otra vez intentamos el regateo con los taxistas. Nuestra meta era conseguir los dos dinares por taxi y en el calor de la conversación mi buen amigo Pedro soltó un "ONE DINAR!" que tanto el taxista como nosotros nos quedamos callados. Luego, él aseguraría que esa táctica fue buena para conseguir que nos llevaran al hotel por dos dinares, pero no sé yo...
Otra noche en Amman.
viernes, 17 de septiembre de 2010
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1 comentario:
gracias por introducir el vocablo "trapicar" en mi vocabulario.
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