"Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: la razón y derecho en la lucha."
Miguel de Unamuno

viernes, 9 de julio de 2010

Pesadilla hecha realidad.

Hay gente (perdonen el término) cuyos sueños se hacen realidad. Pues bien, esta mañana una de mis pesadillas se hizo realidad. No, damos y caballeras, no me he hecho choni todavía. Me refiero a otra terrorífica historia más repulsiva si cabe.
Voy a darles una pista: es verano y estaba en el metro. Lo adivinan? puajj sí, va sobre esas horribles criaturas que no tendrían que existir.

Pues resulta que estaba en el andén de Catalunya línea roja cuando por megafonía escucho algo muy frecuente: "debido a incidencias, la frecuencia de metros en la línea tal se ve perjudicada bla bla bla". Paciencia y sigo mirando las musarañas antes de que el café que me he tomado en casa empiece a hacer su efecto. De repente, mi formidable vista de lince detecta algo que vuela. Por un segundo creo que es una polilla de tamaño gigantesco, pero algo dentro de mí, esa intuición que tantas veces me ha salvado el pellejo en situaciones in extremis a lo largo de mi emocionante vida me alerta (situaciones chulísimas e interesantísimas que, sintiéndolo mucho, no puedo explicarles debido al contrato de confidencialidad que me hace firmar el Colegio de Bibliotecarios) y esa vocecilla interior que tantas veces intento reprimir me dice: "no es una polilla illa illaaaaaaa, es lo que tú temes que es es eeeeees..." AAAAAAH!
Lo vi muy claro cuando se posó en el brazo de un desprevenido chico que miraba para otro lado: una cucaracha con alas!!!! El chico habrá notado el hormigueo y sacudió el brazo rápidamente pero creo que no llegó a darse cuenta de lo que realmente le había tocado la piel, porque me pareció que no se intentaba cortar el brazo: cosa que yo hubiera hecho si ese ser me tocara.
En cuestión de segundos, empecé a sudar como una puerca mientras retrocedía y observaba como la japuta batía sus alas "cuala" mariposa mientras se acercaba peligrosamente donde nos encontrábamos unos cuantos infelices. Me asombré que nadie se hubiera dado cuenta, pero no tenía tiempo para salvar al resto de pasajeros; sólo me importaba salvar mi culo y al resto que le den.
Mientras me retiraba, por el rabillo del ojo percibí como un chico-señor muy bien trajeado se movía igual que yo vigilando a aquel repulsivo ser. Pero ya se sabe que los animales y otras criaturas huelen el miedo y nosotros dos emitíamos mucho miedito: JÓRROR!
La jodía cuca hizo un quiebro en su trayectoria y como si de un kamikaze se tratara y al grito de banzai!! se avalanzó sobre nosotros. Él, como mi caballero salvador, agitó el diario que llevaba en la mano para intentar defenderse. Yo, indefensa "cuala" damisela en peligro cometí el error de darle la espalda a nuestra archienemiga, pero su rápido movimiento de diario la atontó y se fue directa a los pies de una chica puajjj! Con el revuelo que provocamos, todos se dieron cuenta de lo que estaba pasando y gritaban "qué asco" y cosas parecidas pero sin mucho entusiasmo...

Cuando por fin llegó el maldito metro, intentamos recuperar la compostura que habíamos perdido en el andén, pero los sudores ya eran visibles en nuestras frentes y en nuestros bigotes. Pasó un buen rato antes de que las puertas del metro se cerraran, y mi agilidad mental me permitó deleitarme con una visión tan apocalíptica como masoquista: la cucaracha entraba en nuestro vagón. Yo creo que si llega a pasar eso, todos morimos por infartos y por avalanchas y aplastamientos al intentar evitar que esa nauseabunda criatura nos roce.

Y como no, la única superviviente sería ELLA.

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