Paseábamos tranquilamente por la avenida Gaudí en busca de una sandalias para calzar sus lindos piececitos hediondos, cuando pasamos por una tienda de juegos tradiciones, los de toda la vida; que si peonzas, muñecas de trapo, mecanos, juegos de mesa, puzzles...
En fin, que mirábamos embobados el escaparate hasta que nuestras bobas miradas se posaron en una maravilla: un puzzle de 3000 piezas de un mapamundi del siglo XVI. Tener un mapamundi del s. XVI resulta casi tan elegante como comer arroz con bogavante; así que entramos para preguntar cual era el precio de esas 3000 piezas que nos otorgarían la preciada pomposidad que nos merecemos.
El precio no estaba mal, el problemo vino cuando preguntamos por las medidas una vez hecho yyyy nuestro gozo en un pozo! Porque el puzzle extendido es más grande que nuestra casa. Una vez superadas nuestras aspiraciones elitistas (total, el arroz con bogavante tampoco está tan bueno) optamos por algo más acorde con nuestras humilde morada: uno de 1000, el Café de Noche de Van Gogh. Sí, ése que se ve hasta en la sopa pero eso no quita la belleza de la imagen, la armonía de los colores, el siempre inconfundible trazo del artista y sobre todo que cabe en nuestra mesa.
El otro día empezamos a hacerlo con toda la ilusión del mundo, pero es que las piezas son tan pequeñitas!! Y hay tantas!!!
Continuará...
viernes, 15 de agosto de 2008
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