Que siempre le quede diferente pero perfecta. Que sea esponjosa, jugosa, con las cantidades perfectas de ingredientes y la cocción justa. Que con lo panera que soy, la coma sin pan porque no se necesita nada más para disfrutarla. Que cuando entra mi jefe a mi despacho le brillen los ojos de envidia y deseo de no poder ni probarla y me suelte un "aaah es tortilla de patatas!!??" Y yo le conteste triunfal "Sí, hecha por mi mama!" (esta batalla sí que la gano yo, jefe)
Que tenga el sabor inigualable de una tortilla hecha por mi mama. Que me hagan felices los largos días de mierda de trabajo, incluso los largos lunes de mierda de trabajo como hoy.
Incluso que me animen a escribir en el blog con la perrera que llevo encima.
lunes, 13 de enero de 2014
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