"Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: la razón y derecho en la lucha."
Miguel de Unamuno

viernes, 27 de diciembre de 2013

Embarazo no apacible

Definitivamente no.
Me encantaría que no me hubiera enterado de apenas nada, que hubiera podido seguir con todo simplemente con alguna molestia y notando como esa personita crecía y se hacía fuerte dentro de mí.

Poco antes de saber que estaba embarazada tenía unos escalofríos que no eran normales y unos ataques de alergia brutales que me llamaron la atención pero pensé que sería algún bajón y no le di más vueltas. Ahora pienso que era mi peque que me estaba avisando "mama, aquí vengo... y no te van a gustar estos meses de gestación je je jeeee"
Sí que me gustan, debo decir que sobre todo me encantan esos momentos que la noto dando botes y patadas y golpes cada día más fuertes.

Si no fuera por esa sensación de saber que ella está bien mis niveles de malas pulgas estarían por las nubes seguro!

En mi primer mes de embarazo cuando empecé a sentir esas molestias estomacales "leves", ese cansancio y debilidad exagerados: "bueno, esto es estar embarazada, tampoco creo que me ponga peor..." Joé fue pensar eso y me tuve que pasar tres días seguidos aplastada en el sofá sin apenas levantarme para comer o para ir al lavabo. La sensación era estar muy enferma y no entendía cómo podía ser que me sintiera así. Nunca en mi vida me había sentido tan mal y no entendía porqué a otras mujeres no les afectaban sus embarazos y yo justo en este momento me sintiera tan enferma e inútil. Pensaba que la ilusión y la alegría de ser futura mamá me quitaría todas las tonterías, pero era superior a mí. Como nunca antes, el cuerpo me decía que no tenía que moverme y le tuve que hacer caso... hasta que se acabaron las vacaciones y volví a trabajar.
Cuando ahora recuerdo esos meses de náuseas, vómitos, agotamiento, mareos y más vómitos mientras iba a trabajar y trabajaba no sé cómo lo hacía. Lo recuerdo todo con una bruma que no me permite recordar bien de dónde sacaba la fuerza para levantarme y hacer (lenta y dificultosamente, más o menos bien mi curro y vida). Supongo que lo que pensaba y sigo pensando es que dentro de lo que cabe, yo he tenido mil facilidades ya que vivo en el siglo XXI de una sociedad industrializada. Pensar en aquellas mujeres preñadas de cualquier aldea perdida en el continente asiático, por ejemplo, hace que me avergüence de mis males y los relativice bastante.
En fin, así iba tirando, iban pasando los días, las semanas y siempre esperando que se acabara el tercer trimestres porque todos decían que era el peor y que luego todo mejoraría. Hasta que llegó la traca final del tercer trimestre: la peazo gastrointeritis. Cuando empecé a vomitar todo, incluso el ácido fólico y el agua, no tuve otro remedio que ir a urgencias. Mama mia, qué susto! Y qué susto tan raro! No era un susto por lo que me pudiera pasar, era un susto horrible por mi bebé. El pensar que por culpa mía el bebé estuviera sufriendo algún daño me mataba.
Así que una vez diagnosticada en la (todavía genial, con médicos geniales) SANIDAD PÚBLICA y con la advertencia de que si al día siguiente continuaba así me tenían que ingresar por deshidratación pero que el bebé estaba perfecto y eso no le afectaba me levantó el ánimo como nada.
Poco a poco, me fui recuperando y aunque las náuseas no se fueron, los vómitos sí que remitieron (más o menos... puedo decir que ya no eran tan frecuentes).
Cuando me pensaba que iba a ser de las suertudas que a partir del segundo trimestre disfrutaban plenamente de su embarazo: zasca! ataques de alergía que no me dejaban ni dormir. Estos ataques me duran hasta hoy y los médicos ya me han advertido de que no se me irá hasta después de haber parido. Como siempre, lo que más me fastidia es el pensar que le pueda afectar en algo a ella. Pero ya me han dicho que no, aunque sería aconsejable que pudiera dormir bien, es lo que hay. No puedo tomar antihistamínicos, así que a continuar roncando todas las noches e incluso despertarme con mis propios ronquidos!! :((
Eso sí, cuando me da por estornudar 20 veces seguidas y me tengo que agarrar la barriga por los meneos que le meto, no puedo evitar pensar de lo que se debe de quejar: "joé qué mamá más pesada!"

Ahora solo me falta pillar la gripe... cuando la semana pasada un compañero me dijo que tenía la gripe, le pedí que saliera de mi cuarto inmediatamente (eso sí, con un por favor muy educado) y cuando hoy mi jefe me ha dicho que también está con la gripe, no he podido evitar retroceder unos cuantos pasos; él se ha dado cuenta y ha añadido que me alejara, sí....

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