Lunes de mudanza

-Te has fijado en la cara que lleva la gente los lunes por la mañana?
-Ya.. ja ja ja!

De buena gana me hubiera girado a los que hablaban detrás de mi en el metro y hubiera explicado:
-Perdone, señora, pero es que para mí es lunes y encima después de una mudanza!

Pero no me apetecía, más que nada porque estoy de buen humor, a pesar de que mi cara sea un poema y sea lunes y después de una mudanza.

Todo aquél que haya vivido una mudanza sabe de lo que estoy hablando: caos, nervios, desorden, prisas, agotamiento, mala leche, planes que no salen bien, mucho caos, polvo y cajas y cajas y cajas y bolsas y más bolsas todo por el medio buaaaaaaaaaaaa!
Pero como siempre, hay amigos que nos echaron una y las dos manos para montar cajas y llevarlas, desmontar muebles, tirar basura y más trastos. Los que no pudieron venir pero nos animabaaaaan! Y las mamás, que nos hicieron estos días muuucho más fáciles (y los viejos que también nos echaron una mano jeje). Jo, parece un discurso de premiada por Goya :-)
Todos los cambios son a mejor y creemos que este es un muy buen acierto: está mucho más cerca de casa de mis pas y el piso está reformado (lo vintage nos cansó demasiado pronto: tuberías que se atascan, puertas que no cierran y ventanas que son papel...).
Ahora no puedo decir si la anterior mudanza fue mejor o peor que ésta; lo que recuerdo es que fue menos organizada y doblamos más el lomo, sobre todo la menda. En la anterior, yo era la segunda de a bordo de Pedro. Como Hulka que era, levantaba cajas, ayudaba a cargar muebles y hacía todo lo que se me pedía.
Ahora, tengo que reconocer que me he sentido bastante inútil, cuala damisela decimonónica turberculosa...
Y aunque me he cansado mucho y he intentado hacer lo máximo posible, no tiene nada que ver con la otra vez. Pedro se ha llevado la peor parte pero también está contento porque sabe que hemos hecho bien.
Nuestra nueva casa también es un caos, pero un caos muy tolerable que poco a poco iremos ordenando.

En fin, empieza una nueva era...