Andiamo, andamio.

Lo que van a leer a continuación es un relato sobre una misión que la detectiva resolvió unos días antes de la tensa crisis en la ofisina.

En época de vacas flacas, Filip y Marlou encuentran nuevos casos para ganarse el sustento. Es bueno no aplicar los populistas refranes como "al enemigo ni agua" o "ni un paso atrás ni pá tomar carrerilla". Allá donde suene la bolsa (o una tapa de olivas) Filip y Marlou olvidan lo que son "los principios".
Se vendieron tanto que incluso vendieron sus almas al mismísimo Maligno y a Cashconverters, así que Filip o Marlou se separaron (el caso es muy oscuro y sórdido, se rumorea que la discusión empezó cuando una le pidió al mozo que pusiera un trozo de bayonesa y un café y la otra un trozo de mayonesa y un café...).

Ahora la otra (la Filip si la que está fuera es la Marlou o la Marlou si la que está fuera es la Filip) trabaja en única compañía de la soledad.
Así que errante y triste cual solitaria en la barriga de un "menos que mileurista", vagaba y vagabundeaba sin rumbo en busca de apasionantes casos...
Imaginaos su consternación al darse cuenta de que el caso de su vida lo recibía de parte de sus archienemigos: TATATACHÁN: su jefe!!
Como narradora omnipresente, omnipoderosa y completamente objetiva de esta historia, he de mostrar la repugnancia que sintió al ver cómo estaba a punto de prestar sus profesionales y magníficos servicios a sus enemigos, sin embargo esa sombra (a la que podríamos etiquetar como "escrúpulos") fue muy pasajera y desapareció cuando se dio cuenta de que ella también iba a obtener algo a cambio. Manos a la obra se puso.
En esta caso se sintió más doble agente nazi que nunca, ya que iba a cruzar líneas enemigas (otra librería) haciéndose pasar por un civil inocente (cliente).
Lo primero que tuvo que hacer fue poner voz de clienta empanada (todos ustedes reconocerán que no fue difícil) y llamar a la librería enemiga:
-Hola, eeeh... he visto en vuestra web que tenéis unos libros que me interesan y quería saber si los puedo reservar y así los paso a buscar.
-Sí, claro, dime cuáles son.
-Mira el ISBN es 97860... (oh no! había cometido un error imperdonable. Los clientes "cualesquiera" no tienen ni pajotera idea de lo que es un ISBN. Cómo es lógico, el enemigo empezó a sospechar, lo notó en el titubeo del empleado. Así que su agudeza mental la salvó nuevamente: "eeeh aquí pone ISBN, te va bien que te de estos numeritos? ("numeritos"... nota mental: qué crack eres) o prefieres los títulos.
-Dame los títulos.
-Manganito y los palotes, parte especial; Derecho supercalifrágilistico; Legislación de la separación de las churras y merinas y Contratos administrativos de 2 tetas tiran más que 2 carretas.
- Sí que los tenemos en stock, te los reservamos.
-Vale pero de Legislación de la separación de las churras y merinas necesito dos ejemplares que un compañero también lo están buscando y en otro sitios dicen que están agotados (nací para ser agente doble).
-No hay problema, adiós.
-Gracias eeee muy amable eeee, iré esta tarde.

La primera parte estaba superada pero faltaba la prueba de fuego. Para ello tuvo que sacar partido de sus clases de metodo Stanislavski aprendido con su mejor maestro: Pavlov.
Marlou o Filip se aseguró de memorizar los títulos para que su interés en los libros pareciera de lo más natural y ya en la boca del lobo se comprobó que el dinero invertido en las clases no había sido tirado a la basura. Se le escapó algún ladrido que despistó a los empleados, pero como pagó en efectivo, no tuvieron el menor reparo en aceptar su dinero.

De vuelta a la madriguera, sus compañeros la felicitaron por el excelente trabajo (mientras afilaban sus cuchillos) y recibió su merecida recompensa: su jefe le llevó un vaso de macedonia fresca a su despacho!!

Creo que a este paso protagonizaré la segunda parte de Luz de gas.