Damos y caballeras, pero sobre todo, queridos amitos y queridos compañeros de librería (que están hablando mientras se fuman el cigarrito y toman el cafecito, qué buena gente):
me veo obligada a interrumpir mis trabajos forzosos en mi amada librería para explicarles algo de suma importancia, el sueño de esta noche.
He soñado que un pajarraco gigante y un pingüino (tambien gigante) me perseguían por las calles de l'Eixample para devorarme. Ellos, como aves que son, volaban (sí, el pingüino también) y yo como humanoide, corría y pedía socorro sin que nadie me atendiera. Entraba en un colegio igualito al Provençals, donde cursé 7º y 8º de EGB, es decir un castillo de Lego.
Allí dentro me intentaba esconder detrás de las estanterías de comida y cuando entraba en el sector de los congelados, me sentía más segura, pero cuando volvía a salir, veía que el pingüino había escrito en un cartel amarillo su rendición y afirmaba que "la comida" o sea, la menda, pertenecía legalmente al pajarraco. Muy honesto por su parte, todo un gentelman.
Escondida entre montones de comida, escuchaba que el pajarraco había puesto por los altavoces una canción y mi instinto me decía que atendiera y que me alejara de la música porque allí era donde estaba el pajarraco. Bien, como que mi intuición es igual de buena tanto en sueños como en la vigilia, me cazaba enseguida y me sacaba en bici de la biblioteca que era en lo que se había convertido el colegio-supermercado.
No podía evitar pensar en la ironía de la perra-vida que me ofrecía el fin de mi existencia en una biblioteca.
Al final el pájaro (que hasta ahora no os lo he dicho pero era un ave perteneciente a la clase gallinatus caponatus con muy mala leche) no me comía y de repente estaba en un edificio abandonado. Entrábamos en un piso desangelado que resulta que era el piso del Oráculo. No, queridos fanses, yo no era Trinity enfundada en traje de cuero.
En la cocina veía algo que me inquietaba: un plato con una salchicha, otro con restos de arroz hervido y cuando alguien abría la nevera veía otro plato con restos de maíz. Esas imágenes de comida tan triste me atormentaban, pero igual que Neo cuando se comía la galleta recién hecha, yo me tranquilizaba cuando ella me ofrecía un caramelo en una funda de plástico.
¿Alguien se atreve a interpretar?
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2 comentarios:
dios manto tía!!!
quién te daba un caramelo en funda de plástico? el pingu gegant?
q fort me pareix tot.
pue.... eso de q corras q estás estresada y demás pero q sean dos pájaros enormes no sé q será...y q te quieran comer... vamos q tas rallá por todo
ta gustao? es como psicologuear por un leuro ;)
Un análisis mu acertao! Cuando te vea te invito a una cola loca :P
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