De bares

Al final, el sábado 4 si que pudimos ir a Romaaaa!! Bieeeen! Resulta q los controladores aéreos no son tan hijos de puta como la mayoría cree... qué va! La gente que es mu mala y tiene mucha envidia y miente y distorsiona la realidad. Son chicos muy sanos, humildes y solidarios.

Resulta que el sábado estábamos un poquito alarmados porque no sabíamos si podríamos volar con la que estos chicos habían montado (o que otros intentaban hacer ver que ellos lo habían montado todo, pobrecitos... la gente... que eh' mu mala...). Pues no va que me suena el móvil y me dicen:
-Es usted Monchi?
-Sí, soy yo; quién es usted?
-Monchi Galvancia?? De verdad? La autora de ese influyente blog que ha destapado unas cuantas mentiras y verdades sobre la vida de los humanoides domingueros y sobre la vida de los peces y que comparte información en exclusiva con Wikileaks?
-Sí, claro, pero quién es usted?
-Pues soy uno de los hijos de p... digo uno de los controladores aéreos y nos hemos enterado que usted volaba hoy a Roma junto a su hombre del Renacimiento para ver a sus sobrinos.
-Alto alto, sobrinos?? Pero si yo sólo tengo uno, mi querido Pablo... ... aaaah vale! se refiere al pequeñajo, ese al que pusieron un nombre catalán muy extravagante. Bueno, a ese también le tengo cariño, eeh? Pero es que lo conozco desde hace poco, digo yo que tiempo al tiempo...
-En fin, que como la tenemos en tan alta estima hemos pensado que vamos a controlar personalmente su avión para que llegue sana y salva a su destino.
-Pues genial, si queréis después nos tomamos unas birritas en un bar de Roma.
-Hecho, tronca, cuídate!


Y así es como llegamos a Roma, vimos a nuestro(s) querido(s) sobrino(s) , jugamos a la pelota con él, fuimos al parque con él y nos reímos y hablamos con él. Y al otro le acariciamos el pelito.

Como ya habrán imaginado, esta es otra de mis inquietantes fantasías que tanto alarman a esos señores de blanco que de tanto en tanto me dan unas pastillitas para que tome... Porque la verdad es que nos quedamos en Bcn, nos acordamos mucho de esos encantadores señores y de sus madres y nos fuimos a tomar algo para aliviar las penas.