"Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: la razón y derecho en la lucha."
Miguel de Unamuno

sábado, 17 de abril de 2010

Shichinin no samurai

No voy a hablar del argumento, quién la dirige, quién actúa, anécdotas del rodaje ni de cómo ha influido en posteriores películas, ni mucho menos voy a criticarla o reseñarla... entonces de qué carajo voy a hablar?

En unas horas, zarpaba el barco que nos llevaba a Mallorca a celebrar el viaje de fin de curso de 8º de EGB. Estaba nervi y muy inquieta, supongo que hueveaba mucho así que a mi tt no se le ocurrió otra cosa que ponerme una peli. Hacía mucho tiempo que me hablaba de una peli japonesa genial, maravillosa, fantástica (o sea, chachi) y como guía espiritual cultural se creía en el deber de hacerme ver esa joya.
"Una japonesa?? buffff y cuánto dura?? Mira que como mi barco me deje en tierra..." "A ti siempre te ha gustado Los siete magníficos, verdad? Pues está basada en Los siete samuráis" "No no noooo! Ninguna peli superará a mis Siete magníficos ¡¡Viva Yul Brynner!! ¡¡Abajo Calvera y sus secuaces!!" "Te pongo un trozo y si quieres luego te la quito".
A mitad de película creo recordar que mi hermano sonreía y decía que la quitaba, que el tiempo se echaba encima y que teníamos que ir al puerto. No sé qué habré gruñido, la cuestión es que por nada del mundo estaba dispuesta a que me interrumpieran el visionado de esa peli japonesa genial, maravillosa, fantástica y muy muy chachi.
Los siete samuráis acabó y os aseguro que esa película me cambió la vida, cambió mi visión sobre lo que era el cine, el arte, la belleza, la inteligencia. Ya no quería irme de viaje, no quería hacer cosas tontas con mis compañeros de clase que ni siquiera me caían bien. Sólo quería quedarme en casa y volver a verla mil veces más y también descubrir otras joyas que nunca las proyectarían en esos nuevos cines con muchas salas.
Sentí cómo los anteriores años de buen cine que me habían hecho tragar mis papas y mi broder me habían sensibilizado para que apreciara perfectamente Los siete samuráis. Ya me gustaba el cine, sabía que era un arte, que no había lugar para los prejuicios y que todo lo que rodeaba ese arte era magia y placer para los espectadores. Pero sin duda la obra de Kurosawa me hizo tomar conciencia de lo grande que es ese medio para transmitir y compartir sentimientos, ideas, inquietudes y miserias. Aquel día aprendí a "amar el cine".

Me fui al viaje, no me lo pasé especialmente bien, les hablé a algunas compañeras sobre esa peli, pero sabía que me miraban raro, que pensaban que era rara; me daba igual, lo hacía por mí. Para poder hablar en voz alta sobre lo que no paraba de darle vueltas en mi cabeza.
En Mallorca tomamos el sol, fumamos, fuimos a una discoteca, trasnochamos, tonteamos con chicos y algunas de mis compañeras se besaron por primera vez con esos chicos. Y yo pensaba en Toshiro Mifune.
Por cierto, ese verano me leí Musashi de Yoshikawa y probé mi primer menú japonés. Acabé más japonizada que nunca! :P

2 comentarios:

patirke dijo...

joe...me ha entrado una nostalgia tremebunda...

Anónimo dijo...

El libro era mio, el restaurante estaba en la calle corcega, el local se llamaba shogun, y el propietario-cocinero se llamaba shiro, muy enrollado. La ultima vez que lo vi me estaba hablando que en cuba no habia ningun restaurante japones y le gustaria ser el primero.
Despues el local cerro.

Besos

TT alias "cuando me siento pedante hay que joderse"

PD: la mujer de shiro era catalana y estaba maciza, con lo que mi estima por shiro crecio de una forma notable.