En 2010, la cabra

En una tranquila mañana de domingo, mientras escuchábamos Moby y desayunábamos un rico zumo de mandarina, unos cafés con leche y unos cruasanes con mermelada de mora (el zumo me lo tomé yo, que Pedro es muy vago para exprimir mandarinas). Pues bien, mientras degustábamos estos manjares de obrero, nos dimos cuenta que Moby se agitanaba mucho, "demasiado organillo, no?" Pobre Moby, él seguía tan místico como siempre; ese organillo venía del exterior, de nuestra maravillosa calle que pertenece a nuestro maravilloso barrio.
Dos gitanos, un organillo con su amplificador, una escalera, una cabra y un platillo con el que recoger las moneditas, eso es lo que se necesita para montar un espectáculo. La pobre cabra levantaba la patita en lo alto de la escalera al son de Paquito Chocolatero y algunos vecinos tiraban monedas y hacían fotos.
Yo había visto esto anteriormente, fue en la película Barrio y los vecinos también tiraban moneditas desde sus pisos, igualito que hoy.
Yo pensaba que estas cosas ya no pasaban, otra vez me equivocaba: en mi barrio puede pasar de todo.