"Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: la razón y derecho en la lucha."
Miguel de Unamuno

martes, 14 de julio de 2009

Hola, soy el señor Loro

Damos y caballeras,
Si ustedes me lo permiten, me gustaría relatarles la historia de mi vida. No pretendo conmover los corazones sensibles, no pretendo provocar compasión ni remover las conciencias de aquellos que alguna vez crean que se han portado mal...
Yo en su momento fui un trozo de conglomerado aforme, los chinos que me hicieron no sabían si iba ser un muñeco Ken para decorar la elegante estantería de algún homosexual adinerado, una cajita donde una adolescente guardara sus tesoros o incluso una hamburguesa del menú ahorro del Mc Donalds.
Mis gepettos orientales decidieron y así mi destino quedó escrito para siempre: me convirtieron en un souvenir. Ni más ni menos que un souvenir-reloj. Si se hubieran dignado a fabricarme como un discreto y útil reloj, pues seguramente las circunstancias de mi vida serían muy diferentes a las de hoy, pero bueno, como ya dije antes: no es momento de reproches.

Pues bien, una vez asumí que no llegaría a ser nunca una obra de arte aprendí a posar en la estantería con la mayor dignidad posible.
Así pasaron los meses, hasta que un buen día un chico bastante nervioso pasó por mi lado y le dijo a su amigo "buff no sé qué regalarle a Montse! Y si llego con las manos vacías seguro que me mata!" Noté la forma en la que posaba sus ojos en mis plumas y un escalofrío me recorrió desde la cola hasta el pico, y lo supe de inmediato: ese día iba a ser comprado!
Escuché cómo ese chico explicaba a su compañero: "mira este loro es bonito, no? con sus colorines y tal es muy típico de aquí... y además tiene reloj! Me lo llevo y ya tengo el regalo". Agarrome y comprome. Me sentí tan feliz en aquel momento... Un enamorado me había comprado para ser regalado a su amada oij, Qué bonito y qué romántico! Acaso eso quiere decir que no soy una horterada cutre salchichera con la que los guiris gasten su dinero? No, soy el regalo que un enamorado hace a su chica!
Como soy delicado cual jarrón chino dinastía Ming me envolvieron en ese plástico tan cómodo y práctico de burbujitas y luego en una caja de cartón. De ahí a una maloliente mochila y me embarqué en el viaje de mi vida, recorrí unos cuantos kilómetros al lado de mi benévolo benefactor en un cacharro que vuela no tan gracilmente como yo, pero sí mucho más rápido. Cada segundo que pasaba lo amaba más pues escuché cómo les decía a todos que no me metieran con el resto del equipaje puesto que soy un regalo muy frágil y debo evitar cualquier golpe. Supe que había llegado a mi destino y por lo tanto a mi futura y definitiva dueña, la dueña del corazón de ese muchacho tan sensible al arte y los colores tropicales. Mi corazón latía tan fuerte que se confundía con el secundero, las manos de ella empezaron a abrir la caja y llegué a escuchar su aterciopelada voz de doncella cuando encontré una cara (muy bella, todo hay que decirlo) un poco desencajada. A principio pensé que era por la emoción contenida de abrir un regalo, pero cuando abrió la boca me di cuenta que el cuento de hadas había acabado en ese mismo momento: "Pedro, esto es una broma o qué? Te vas una semana a Tenerife y me traes "esto"? Dónde está el regalo de verdad, porque esta cosa te habrá costado dos euros máximo, no?" Cuando el atemorizado chico logró reunir el valor para decirle que ese era el regalo y que no había sido precisamente barato, ella se lo enseñó a sus padres y todos se pusieron a reír y a parlotear más de lo que yo hubiera deseado hacer si hubiera sido de carne y hueso. La palabra que más usaron fue "hortera". Lo que más me dolió fue escuchar que mi propio benefactor dijera "es verdad, ahora que lo miro, la verdad es que no sé en qué estaba pensando cuando compré esta horterada". snif snif, lo siento pero es que no puedo contener las lagrimitas cuando recuerdo ese momento.
En fin, durante unos días fui lo que ellos mismos bautizaron "la joya de la corona" y todo el mundo que venía quería verme... Noo, no se piensen que era para admirar mi belleza, todo lo contrario: se reían de mí!! siempre esa maldita palabra hortera por aquí hortera por allá...
Al menos como reloj todavía tenía una cierta utilidad pero ayy de mi cuando se acabó la pila de mi interior... Nadie se tomó la molestia en cambiármela y cumplir mi función utilitaria. Mi función ornamental había sido un estrepitoso fracaso y ahora la pila...
Pues bien, han pasado unos cuantos años desde aquel día y mi situación no ha mejorado nada: durante muchos meses me tuvieron en una habitación no sé para qué porque según ellos soy horrible y mi reloj ya no funciona, pero bueno, el polvo me cubrió y oscureció mis vivos colores hasta que la doña de la casa me guardó en un armario. Un buen día la misma doña abrió el armario y me sacó con una gran sonrisa y se lo entregaba a la que en teoría era mi dueña: "Niña Montse, como por fin te vas de casita mi primer regalo por tu independencia es este lindo loro". Pero mama, no puedo llevarme eso, pertenece a esta casa". "No, es tuyo y te lo llevas ahora mismo." "Pero si todavía no he llevado nada ni me he instalado!!!" "Pues eso te digo, esto será lo que primero te lleves!!". Se dan cuenta del drama? Se estaban peleando por mí, porque querían deshacerse de mí!! Al final ganó la hija, pero siempre que ésta llega para gorrear los padres le preguntan "Cuándo te llevarás el loro?" .
Triste de mí...

3 comentarios:

Markus dijo...

juaaaaasssss plas plas plas! (aplauso) Me ha encantado la história del loro. Es commovedora! Creo que hablo en nombre de todos cuando te pido que lo acojas en tu casa y le saques una foto para que todos podamos apreciar la belleza de sus delicadas formas. :P

DaeConE dijo...

De momento le estoy enseñando a decir "se va a vé en un follón que no sabe ni dounde sa metío!", la foto ha de caer, es verdad!

Anónimo dijo...

POBRE LORO!!!!!!! que me he emocionado y todo, pobrecillo!!! maltratadora!!! pobre cosa...

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