no me regaléis bombones

No me gustan los bombones, ni el helado de chocolate.
Pero me anima la tarde si me como dos o cuatro onzas de chocolate, y ya ni te digo si veo el estupendo y delicioso pastel de chocolate de mi mamá para su simpática y pelota hijita. Gracias al pastel de chocolate y a las crepes que también elabora la encantadora mamá ujenia aprendí a utilizar una valiosa arma con la que los hombres más poderosos de la tierra han conseguido alcanzar sus objetivos: la adulación y el peloteo. Con gran esfuerzo y aprendiendo de mis errores conseguía persuadir a mi linda mamá para que hiciera un rico pastel o unas exquisitas crepes sin darse cuenta que su maléfica hija la había manipulado. Y es que encima me daba a mí el trozo más grande ja ja jaaaaaaa! Mamita linda, si lees esto, que sepas que te quiero mucho y que eres la más mejor. (¿lo veis? ¿eh, veis lo que os digo?)
A veces me doy asco, pero qué le vamos a hacer.
A lo que iba, que hoy he podido verificar que no me gustan los bombones y de paso he recordado que tampoco el helado de chocolate. Mi jefa me ha ofrecido unos bombones que se suponen que son muy buenos (los de la caja roja no, que aquí se las gastan) y sólo he querido coger uno. Cuando ella me comentó que cogiera más le dije que no porque no tenía hambre. Vaya excusa más chorra pq cuando se me ofrece algo que me gusta de verdad me da igual si antes me he comido una vaca.
Lo he probado y no estaba mal, pero sé que hubiera disfrutado mucho más con uno de esos crusancitos tan buenos que traen a la oficina de vez en cuando y que cuando nadie me ve me escondo un par más en una servilleta je, je, jeeeee (en este caso, la risa no es tan maléfica).
Los encuentro pesados, empalagosos, intensos y con demasiados sabores diferentes. Cuando me ofrecen bombones siempre escogo los que se vean más simples, a ser posibles sólo chocolate.
El helado de chocolate tampoco me gusta pq no me sabe a chocolate, me sabe a pasta pesada y grasienta con manteca y algún sucedáneo de cocholate.
Es una lástima, pq la apuesta segura de todo niño y todo adulto al que le gustan los helados es el chocolate, peeero, yo siempre me decantaba por otros gustos menos clásicos. No el helado pitufo, como han nombrado alguna vez cricket y patrucci ni tampoco el helado de rosas y noséquéotraporqueria que se pidió una vez lisa je, je, jeeeee.
Por si necesitáis saber un poco más de chorradas en esta tediosa tarde de viernes, hasta hace poco tampoco me gustaba el cacaolat. Sí, sí, fíjate. Pero ahora sí, que no cunda el pánico.